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jueves, 10 de noviembre de 2011

Sine die

Nada de los días ha cambiado.
El mismo espejo en incierta sombra,
Un verbo oscuro, y tú, al otro lado.
Hoy, te voy a ser sincero,
Porque en mi boca, todavía hierven
Las palabras que no supieron existir.
No hay un sí, ni un porqué,
Tan solo un pero.
Todo, podría haber sido tan diferente,
Allí, donde solo el pulso 
Del reloj conoce la verdad,
Que vendré a dar cuerda
A cada una de las encrucijadas,
A avivar en sus rincones
El fuego de la tierra mojada,
A poner en hora 
Los momentos perdidos,
Y romper, con tu mirada, el tiempo
De los días sin ti.
Deseo sobre deseo, encenderé, 
Los ojos de la noche,
Y con el calor a versos de poesía,
De primer amor, que me ofrecen tus labios,
Soñaré sobre el alma de tu seno infantil,
Para que esta vez, 
Sine die,
Nuestras cenizas eternas, 
Ardan sin fin.
Jose Manuel Lucas

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