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domingo, 17 de julio de 2011

RARO

La resaca de las fiestas pasan factura. Vas a los sitios que solías ir antes y solo hay niños aparentando ser mayores. Me pregunto si yo era asi.
Los chupitos de tequila no me sientan bien, sobre todo si llevo 7 más aparte dos cubatas. En fin son las fiestas, hay que beber.
Ves a la gente con la que te solías relacionar, pero por diferentes motivos estais en grupos distintos y sólo os saludáis cordialmente, preguntandote el por qué de la separación.
Ver a gente nueva, que al principio parecen interesantes, pero conforme vas bebiendo te parecen hasta cómicos.
Sudas de tanto bailar, canciones que ni te suenan al principio, pero que al tercer día ya te las conoces, y parece ridículo tu forma de bailar.
Andar de una barraca a otra, ya que en la que estás hay mucha gente, y prefieres ir a un sitio más tranquilo, donde poder seguir bebiendo, pero al mismo tiempo hablar con los amigos.
Vuelves al mismo sitio, pero por el camino la gente se va quedando hablando con otras personas y te preguntas cuándo te retirarás.
Llegas por fin al sitio de salida y ves que hay menos gente, y te quedas a tomarte la última (o la penúltima). Ves a la gente de antes y vuelves a bailar.
Te levantas por la tarde, ya que llegas a tu casa a las 8 y media de la mañana y el cuerpo te pide descansar aunque lo que quieres es el último cigarro antes de irte a dormir.
Antes de salir ves una red social, para ver si algun amigo ha puesto algo, pero abres la ventana y hay muchas notificaciones, prefieres cerrar.
Deseas que llegue el último día, porque cuatro días de fiesta pasan factura y ya no estamos hechos unos chavales.

Porque en el fondo soy casero y no me gusta mucho salir. Me encanta mi soledad, mis libros, mi música, mi guitarra, mi piano. Te das cuenta que por contentar a la gente estás perdiendo de lo tuyo. Te dicen de todo por no tener pareja y te ries de ellos porque sabes que no necesitas pareja para estar feliz. Mi habitación es mi santuario, nadie entra sin mi permiso y yo nunca quiero salir de allí. El deporte es mi ansiolítico favorito, me da igual del tipo que sea, ya sea yo mejor o peor. Mente sana en un cuerpo sano. Ese es mi lema.

Hace tiempo alguien me preguntó que cómo era mi carácter, mi vida, mis aficiones, en una palabra, cómo era yo. Simplemente dije: Soy raro, un poco asocial, aunque amable con las personas, soy músico, soy deportista, soy lo que quieras que sea. Pero si de verdad quieres conocerme te diré lo que amo. Amo despertarme por la mañana y tener algo que hacer, odio no tener que hacer nada. Amo el mar y la montaña, pero odio los sitios cerrados. Amo a los libros y odio la ignoracia. Y sobre todo amo la frase "vive y deja vivir". Ahora ya me conoces, soy simple y a la vez muy lioso. Por eso me encanta ser yo, ser raro.

Francisco Faura Sánchez

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